Retengo y les recomiendo especialmente los trabajos de Stefan Constantinescu: una videocreación en la que un hombre que viaja en un autobús amenaza de muerte a su mujer por el móvil, mientras el resto de los pasajeros permanece impasible; de Shoja Azari: donde se muestra a una pareja viendo la televisión, conmoviéndose por el melodrama que se representa en la pantalla, mientras fuera, en la realidad de su calle y sin que ellos parezcan enterarse, una chica es brutalmente agredida, violada por varios jóvenes; o de Regina José Galindo: una gran caja negra donde resuenan cientos de golpes, uno por cada mujer asesinada en su país, y que allí, en el interior de esa sala de exposiciones no podemos dejar de oír, aunque en la realidad de la vida exterior, de la vida misma, sí podamos.